¿Agilidad en proyectos de desarrollo?




Los proyectos de desarrollo, aquellos que buscan mejorar las condiciones socio – económicas de un conjunto de seres humanos, por lo general son iniciativas muy complejas cuya ejecución implica mucho tiempo y cuyos resultados son observables en el largo plazo. Esto significa un gran reto para quienes gestionan este tipo de proyectos ya que la exposición al riesgo es mayor y es probable que en el camino los beneficiarios, por solo nombrar a los actores más importantes, pierdan el ánimo, vean sus expectativas defraudadas y dejen de participar.

Hace unos años Nadim F. Matta y Ronald Ashkenas en su artículo para Harvard Business ReviewPor qué los buenos proyectos fallan de todos modos” nos proponían un enfoque que nos permitía alcanzar lo que algunos llaman “victorias tempranas” o en otras palabras entregar valor en el corto plazo a través de la gestión de “iniciativas de rápido resultado”, componentes del proyecto o micro – proyectos gestionados por “equipos orientados al logro de metas” introducidos verticalmente en la iniciativa. Especies de fuerzas de tarea con la responsabilidad de ir desarrollando productos capaces de ser utilizados por sí solos y que fuesen agregando a la consecución del objetivo final y el propósito del proyecto.

El Banco Interamericano de Desarrollo BID recientemente nos ha presentado PM4R AGILE, una metodología que adapta SCRUM a proyectos de desarrollo, definida como “un método iterativo e incremental de gestionar actividades de forma muy flexible e interactiva” y cuyo objetivo es entregar valor lo más rápido posible a los beneficiarios.

Esta metodología, cuya guía fue revisada y editada en el año 2019, agrega a los ya conocidos pilares de SCRUM, transparencia, inspección y adaptación, el compromiso con el resultado, que busca que los miembros del equipo, y este como un todo, se apropien de la meta y hagan todo lo posible por lograrla.

Al igual que el marco de trabajo SCRUM, PM4R AGILE cuenta con un conjunto de elementos: roles, herramientas (artefactos) y actividades (ceremonias). Los roles son:

El patrocinador del proyecto, el dueño del producto, el súper líder ágil, el líder ágil y el equipo de desarrollo.

El súper líder ágil, según la guía, es quien coordina a los líderes ágiles, quienes fungen como especie de SCRUM Master, y resuelve los problemas e impedimentos que tiene cada equipo. Además de procurar asistencia con respecto a los recursos y la autorización del trabajo y es el enlace entre los equipos, el dueño del producto y el patrocinador del proyecto.

Las herramientas de la metodología son la lista de trabajos priorizada (product backlog), el plan PM4R AGILE (sprint backlogs), el sprint y los incrementos.

Y por último las actividades, que coinciden con los 5 pasos de PM4R AGILE:

Paso 1: Analizar los elementos existentes de la fase de planificación del proyecto, como la EDT, el cronograma y la curva S, además del plan operativo. De este primer paso emerge lo que en la metodología se llama la EDT mejorada, en la que se identifican los componentes susceptibles a ser gestionados ágilmente.

Paso 2: Se seleccionan los trabajos prioritarios de la EDT y se confecciona la lista de trabajo priorizada. Este orden se realiza tomando en cuenta la importancia, la criticidad y lo alcanzable que pueda ser el resultado en el corto plazo.

Paso 3: Se desarrolla el plan PM4R AGILE que consiste en planificar, por sugerencia de la guía, 6 sprints de 2 semanas cada uno y organizar el trabajo a realizar en estos time boxes.

Paso 4: Se realiza la auto – asignación participativa de las responsabilidades donde cada miembro del equipo elige de qué se hará cargo en el proceso de desarrollo y se obtiene el plan PM4R AGILE con la asignación de las responsabilidades.

Paso 5: Y, por último, se implementa el plan PM4R AGILE, desarrollando los sprints y realizando una revisión del sprint y una retrospectiva al final de cada ciclo de trabajo. Lo que no me quedo claro a este respecto, con la lectura de la guía, es si se realizan las reuniones diarias y de refinamiento.

Habría que ver esta metodología en acción para poder juzgar su efectividad, conocer qué tipo de componentes pueden gestionarse ágilmente, cómo lidiar con la multiplicidad de actores de diferentes índoles que interactúan en iniciativas de desarrollo, cómo se gestiona el cambio y el costo asociado, en fin, son más las preguntas que las respuestas las que se me vienen a la cabeza.

Lo que sí me parece relevante, es la búsqueda de nuevas maneras de trabajo que nos permitan entregar valor lo más rápido posible, y más en el contexto de los proyectos de desarrollo, donde, parafraseando a Keynes, “en el largo plazo los beneficiarios podrían estar todos muertos”

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¿En qué momento se inicia un proyecto?


Esta no es una pregunta trivial, algunos dirían que al momento de detectar la necesidad, otros que al idear el producto o servicio, al aprobar el acta de constitución del proyecto, en el momento en que el cliente abone el primer pago, al comenzar la fase de planificación o ejecución.


La cuestión puede tener cualquiera de estas respuestas, o alguna otra, lo importante es que sea el producto de un acuerdo entre los integrantes de la organización del proyecto: patrocinante, cliente, gerentes y equipo de gestión, ejecutores y demás interesados.

En la gestión de proyectos todos los involucrados deberían estar en la misma página “hablar el mismo idioma”

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