El valor de negocio de un proyecto social


 
Tal vez esté cometiendo el error, bastante común entre los seres humanos, de sacar conclusiones sin contar con la suficiente evidencia estadística, pero, tengo la percepción de que existe en el mundo de la gerencia de proyectos cierto prejuicio hacia todo lo que tiene que ver con aquellas iniciativas de carácter social. Esta visión particular, y seguramente sesgada, la he ido desarrollando basado en hechos como que por ejemplo, de los artículos de este blog, aquellos que hacen referencia a proyectos sociales o la palabra social aparece en su título son los menos visitados y que en la décima edición del Congreso de Gerencia de Proyectos del PMI Capítulo Venezuela, realizado el año pasado, la ponencia referida a proyectos sociales y la mía que tenía la palabra social en el título fueron las que en promedio tuvieron una menor audiencia.
Por otra parte, he podido observar entre las organizaciones que conozco que algunas de ellas consideran que los proyectos sociales que realizan, enmarcados dentro de sus políticas de responsabilidad social empresarial o RSE, son un gasto en vez de una inversión o un simple medio para lograr una rebaja impositiva. A pesar de esta visión, en mi opinión restringida, no podemos negar que si los proyectos sociales que realizan las empresas están alineados con su estrategia y se gestionan de manera profesional, son una fuente de valor para la organización y esto podemos evidenciarlo al menos desde los siguientes tres puntos de vista:
Relacionamiento con la comunidad: Los proyectos sociales son un puente para que las organizaciones logren establecer relaciones de mutuo beneficio con aquellos stakeholders que son impactados de manera indirecta por su actividad comercial. Aunque estos actores no necesariamente formen parte de la cadena de valor, pueden afectar positiva o negativamente a la actividad empresarial según perciban que esta los beneficia o perjudica.
Por ejemplo, una empresa venezolana cuya planta de producción se encuentra ubicada en un barrio con un alto índice de criminalidad, era víctima de constantes robos y daños a sus instalaciones, lo que les ocasionaba pérdidas y un gasto creciente en sistemas y personal de seguridad. Ante esta situación, la organización decidió desarrollar un proyecto para involucrar a los jóvenes de las comunidades cercanas en actividades deportivas y un programa de empleo. Como resultado no solo mejoraron la calidad de vida de un conjunto de familias, sino que además lograron disminuir los índices de robo y vandalismo y ahorrar en gastos de reposición, prevención y seguridad.
Desarrollo de la cadena de valor: Para ninguna organización es un secreto que buena parte de su éxito depende del funcionamiento efectivo y eficiente de su cadena de valor. En muchos casos tanto los proveedores como los distribuidores de las grandes empresas son redes de pequeños y medianos negocios, que no son gestionados de la mejor manera posible, impactando negativamente en los resultados estratégicos organizacionales. A través de un proyecto social no solo se pude mejorar el desempeño de una cadena de valor ya establecida, sino que adicionalmente se pueden identificar emprendedores y ayudarlos a articular nuevos negocios que permitan el crecimiento de la red.
Como ejemplo, a través de una organización a la que estoy vinculado profesionalmente, muchas grandes empresas llevan a cabo proyectos de capacitación y formación para mipymes, orientados en mejorar la gestión empresarial, lo que no solo tiene un impacto positivo en el resultado de la empresa, la que seguramente venderá más o contará con proveedores mucho más efectivos, sino que además mejora la calidad de vida de un conjunto de familias que ven sus pequeños negocios florecer.
Posicionamiento de marca y reputación: El desarrollo de proyectos sociales les permite a las organizaciones posicionar sus marcas con una reputación positiva ante la opinión pública, sus consumidores reales y potenciales, organismos reguladores, etc., recibiéndose el retorno de la inversión por ejemplo en espacios publicitarios o de divulgación en los medios de comunicación.
La sede de una empresa multinacional de consumo masivo desarrolla en Venezuela un proyecto de formación en competencias para la vida de jóvenes de bajos recursos, la inversión inicial de este proyecto estuvo alrededor de US$ 20.000 y el retorno solo en publicidad que se obtuvo durante el año 2015 fue el equivalente a US$ 3.000.000 en espacios en los medios de comunicación.
Los beneficios que obtiene una organización al desarrollar proyectos sociales no solo se miden en números, como podemos evidenciarlo en los ejemplos anteriores, existen también externalidades positivas, mucho más complejas de medir, como el incremento en el bienestar de una familia o comunidad impactada positivamente por estos. Dado que las empresas no son entes aislados, mientras el entorno en el que se desenvuelven sea mejor, ellas también obtendrán una ganancia.
Los proyectos sociales son tan importantes para el logro de la visión estratégica como lo es cualquier otra iniciativa sea comercial, tecnológica o de cualquier otra índole que ejecute la empresa, deben considerarse como una inversión y no como un gasto y gestionarse utilizando un marco de trabajo profesional que incluya todas las áreas de conocimiento y aquellos procesos necesarios para su éxito, al final del día todo proyecto es eso, un proyecto, independientemente de si su apellido es social o de inversión.

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