Seguramente muchos de ustedes, al igual que yo, son el
resultado de eso que algunos llaman la educación por contenidos. Ese sistema en
el cual nos veíamos obligados a almacenar en nuestras memorias una gran
cantidad de información, que en muchos casos no volveríamos a necesitar, como
fechas históricas, nombre de próceres y de batallas de la independencia, las
capitales y banderas de todos los países y paremos de contar. Por supuesto, en
los años 80 y 90, cuando estudié en el colegio y en la universidad, no nos
imaginábamos la revolución que estaba por ocurrir y que pondría al alcance de
un click toda la información existente.
Las nuevas tecnologías nos liberaron de la necesidad de
memorizar datos, sin embargo, aún existen sistemas educativos fundamentados en
este paradigma y, sorprendentemente al menos para mí, escuelas donde no se
permite que los estudiantes utilicen sus dispositivos, como teléfonos
inteligentes, tablets o computadoras para buscar información. Afortunadamente,
también hay sistemas que han abrazado el cambio y se han dedicado a promover el
desarrollo de competencias o habilidades “blandas”, por encima de la
acumulación de información, entendiendo que estas son fundamentales no solo
para el desempeño laboral, sino para la vida en general.
Uno de estos modelos formativos es la educación por
proyectos, o en gestión de proyecto, donde los estudiantes obtienen un marco
teórico sólido sobre lo que son estas iniciativas, su importancia como
vehículos para la innovación y la transformación de realidades humanas y sobre las
maneras de gerenciar para lograr los objetivos propuestos. Pero, sobre todo, y
en mi opinión más importante, aprenden a liderar, tomar decisiones, planificar
y definir metas, manejar conflictos, identificar y resolver problemas, trabajar
en equipo, delegar y gestionar el cambio.
Creo que la mayoría de ustedes estará de acuerdo en la
importancia que tienen estas cualidades. En lo particular aprender a gerenciar
proyectos me ha permitido ser más eficiente y efectivo en el logro de mis
objetivos personales y profesionales, a relacionarme mejor, a abordar los
problemas sistemáticamente, a proponer soluciones, a entender las necesidades e
inquietudes de quienes me rodean y a ofrecer incentivos en consecuencia, entre
otras cosas, casi llego a lamentar el no haber aprendido sobre gestión de
proyectos desde la escuela.
Por otro lado, los programas de educación por proyectos se
han convertido en un mecanismo para permitir que niños y jóvenes en situación
de pobreza y que no tienen acceso a una educación de calidad, se conviertan en
personas y profesionales más competitivos en el futuro, gracias al desarrollo
de estas habilidades muy apreciadas por los mercados laborales y útiles para emprender, abriéndose una ventana de oportunidad.
Un ejemplo son los programas que lleva adelante a nivel mundial el Project Management Institute Educational Fundation PMIEF.
Según algunos artículos que he leído, actualmente no
conocemos cuáles serán las posiciones laborales o profesiones del futuro, por
ende no existen programas educativos que preparen a nuestros hijos para estas.
Lo que sí creo que es una certeza es que en la medida en que ellos logren
desarrollar competencias y aprendan a gestionar proyectos no solo tendrán vidas más exitosas, sino también más
satisfactorias y felices.
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Eficiencia y efectividad: La gestión de proyectos proporciona un marco estructurado para planificar, ejecutar y controlar las actividades necesarias para alcanzar los objetivos específicos del proyecto. Al aplicar técnicas y herramientas de gestión de proyectos, se mejora la eficiencia y se optimiza el uso de recursos, lo que lleva a una mayor efectividad en la entrega de resultados.
ResponderEliminarCumplimiento de objetivos: La gestión de proyectos ayuda a establecer metas claras y definir los resultados esperados. Al tener un enfoque sistemático para la planificación y ejecución, se aumenta la probabilidad de cumplir con los objetivos del proyecto en términos de calidad, tiempo, costo y alcance.
Control de riesgos: Los proyectos conllevan inherentemente riesgos, como cambios en los requisitos, problemas técnicos o retrasos en la entrega de recursos. La gestión de proyectos permite identificar, analizar y mitigar estos riesgos de manera proactiva, lo que ayuda a minimizar las posibles consecuencias negativas y mantener el proyecto en curso.
Asignación de recursos: La gestión de proyectos implica la asignación eficiente de recursos, como personas, tiempo, dinero y materiales, para satisfacer las necesidades del proyecto. Al tener una visión clara de los recursos disponibles y sus requerimientos, se pueden tomar decisiones informadas para optimizar su uso y maximizar el valor entregado.