Un entorno con alta incertidumbre y por ende muy riesgoso,
donde proyectar y planificar se hace prácticamente imposible ante la falta de
información, es la universidad donde
las organizaciones venezolanas, sus líderes y profesionales están cursando su
doctorado en lo que a toma de decisiones de inversión y gestión de proyectos se
refiere. Y es que si observamos la crisis venezolana desde el espacio de la oportunidad, esta se ha convertido en una gran fuente
de aprendizaje, a través de la experiencia, para la gerencia de proyectos.
Como seguramente todos ustedes saben, el carácter único de
todo proyecto lo relaciona directamente con la incertidumbre propia de un
esfuerzo que se realiza por primera vez, pero, si a esto le sumamos complejidades nunca antes enfrentadas, al menos en las
magnitudes actuales, como por ejemplo, y por solo nombrar algunas, el alza
desmedida y desconocida de precios, la escasez de insumos, la alta probabilidad
de cambio del marco regulatorio y la desmotivación, producto de la crisis, que
afecta al talento humano originando en muchos casos su fuga, gestionar un
proyecto se convierte en una labor titánica.
En mi opinión, atravesar esta crisis nos está enseñando a los profesionales de proyectos:
1.- A ser creativos para
resolver problemas que nunca antes habíamos enfrentado: la crisis que enfrentamos
actualmente nos obliga no solo a cambiar la manera en la que abordábamos problemas
ya conocidos, además, debemos hacer frente a situaciones, de las que en muchos
casos solo habíamos escuchado hablar o leído en los libros de texto.
Un ejemplo de esto es la hiperinflación, este fenómeno en el
que los precios comienzan a elevarse cada vez más y más rápido, nos obliga a
revisar constantemente el presupuesto de los proyectos y su rentabilidad y a
tomar decisiones que nos permitan mantener, de alguna manera, el poder de
compra de los fondos que serán invertidos; colocarlos en divisas, establecer un
plan de compras que nos permita adquirir los insumos necesarios lo antes
posible, adquirir activos que luego puedan liquidarse rápidamente y hasta las
criptomonedas son posibles maneras en que las organizaciones y la gerencia de proyectos
pueden abordar este problema.
2.- A tomar decisiones
bajo verdadera incertidumbre: aunque existe una discusión sobre la efectividad o no de
intentar proyectar lo que pasará en el futuro, el contar con al menos una
aproximación nos permite lidiar con la incertidumbre y tomar decisiones
contando con un marco de información. Los líderes y gerentes de proyecto
venezolano hemos tenido que afrontar en muchos casos el reto de decidir en
total incertidumbre o con información de baja calidad y asumir el riesgo
relacionado. En mi opinión este experimento es positivo por dos razones, la
primera es que nos muestra el mundo tal cual es, complejo, y nos permite
desechar la idea de la linealidad; y la segunda, nos lleva a sopesar muy bien
las decisiones que vamos a tomar y el impacto que estas tendrán para la
organización y el proyecto.
3.- A ser flexibles: en un entorno como el actual, y en
condiciones normales, no podemos “enamorarnos del plan”, debemos estar
dispuestos a cambiar el curso de acción en la medida que las circunstancias así
lo ameriten. La crisis nos ha dado la oportunidad de interesarnos más por el
entorno, estar conectado con él constantemente, para identificar los cambios y
actuar en consecuencia, dispuestos a salirnos del plan o planificando a muy
corto plazo ajustados a una dinámica de transformación acelerada.
4.- A ser menos
burocráticos: En la
crisis perder tiempo en los procesos de toma de decisiones pone en riesgo a la
organización y a los proyectos, esta situación nos está enseñando a ser más efectivos en
el uso del tiempo para decidir, a confiar y delegar en el equipo la resolución
de problemas que no tienen que ser escalados en la estructura organizacional y
a ser mucho más agiles en la gestión de nuestras iniciativas.
5.- A ser más
eficientes en el uso y control de los recursos: La crisis nos hace apreciar más aquello con
lo que contamos, ya que los activos, los insumos y el talento, no solo se
vuelven cada vez más costosos, sino que además escasean. La coyuntura nos está
enseñando a ser mucho más cuidadosos con la asignación de nuestros recursos y a
controlar que efectivamente generen los beneficios que esperamos.
6.- A valorar más a las
personas: tanto a
nuestros clientes como a los miembros de nuestro equipo u organización. La
crisis nos afecta a todos y nos da la oportunidad de ser empáticos y al menos
tratar de entender las necesidades de quienes nos rodean. Valorar y ser más
cercanos a nuestros clientes nos permite ofrecerles soluciones que se adapten
realmente a sus necesidades, entendiendo el contexto en el que viven y el
enfoque que tienen sobre la crisis. De la misma manera, acercarnos a nuestros
colaboradores nos permite apoyarlos, y ser apoyados por ellos, no solo en lo
que a la gestión del proyecto se refiere, sino a también en el tránsito
traumático que implica una crisis de semejantes magnitudes y cuyas
consecuencias más graves las evidenciamos en la dimensión humana.
¿Qué otras cosas crees
que podemos aprender de la crisis venezolana para la gestión de proyectos?
¡Si te gustó, comparte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario