“El conocimiento puede ser un freno. La ignorancia puede liberar. Saber cuándo saber y cuándo no saber es tan importante como un acero bien templado” Suzume-No-Kumo, 1434
A comienzos de este año escribí en
el blog dos artículos, Cómo deciden los actores del proyecto y La falacia de los costos hundidos, en los que hablo un poco sobre los sesgos cognitivos y
cómo estos pueden afectar a la gestión de proyectos. Les confieso que me he
interesado mucho por este tema, ya que creo fundamental tener al menos una idea
de cómo pensamos y tomamos decisiones, para conocernos mejor y comprender un
poco más a los demás.
Como leí hace poco “los proyectos
no son más que la interacción entre un conjunto de personas”, por lo que es de
suma importancia para un gerente o profesional en esta área, conocer cuáles son
los sesgos que lo pueden llevar a elaborar juicios errados y a tomar decisiones
poco acertadas. Entendiendo además, que el resto de los actores del proyecto
están sujetos a la misma dinámica de pensamiento.
Uno de estos sesgos es el de la
proyección, que nos lleva a pensar que la manera en que entendemos la
vida es la correcta y que el resto de las personas está de acuerdo con
nosotros. Un ejemplo que extraje del World Development Report 2015, del Banco
Mundial me ayudará a explicar cómo opera esta desviación:
En un experimento llevado a cabo
con personal del banco se les consultó ¿si ellos pensaban que los habitantes
pobres de Nairobi, Kenia, se opondrían a participar en un programa de
vacunación? sabiendo que las vacunas administradas podrían ocasionarles
infertilidad. El 42% de los profesionales encuestados dijo que sí se opondrían.
Cuando se realizó la misma pregunta a los habitantes
pobres de Nairobi, teniendo la misma información sobre el programa, solo el 11%
respondió no estar dispuesto a vacunarse.
El sesgo de la proyección nos lleva a cometer el error de ni siquiera
pensar que el otro, llámese miembro del equipo de proyecto, beneficiario,
cliente, sponsor, etc., tenga algo distinto que pensar o decir con respecto a
la iniciativa, por lo que tomamos decisiones con solo una fracción de la
información disponible, la que está en nuestras cabezas, con la alta
probabilidad de que esto nos lleve a cometer un error.
En el caso del ejemplo, el
programa de vacunación, que podía ser la diferencia entre la vida y la muerte
para muchas personas, pudo haber sido cancelado si se hubiese tomado en cuenta
solo la opinión de los profesionales del Banco Mundial.
Otro sesgo del que somos víctimas,
y que está muy relacionado con el anterior, es el de la confirmación. A los seres humanos nos encanta
sentir que tenemos la razón en todo y corremos el riesgo de rodearnos de un
conjunto de personas que asientan y respalden todo el tiempo nuestras ideas.
Para un gerente de proyectos, el buscar rodearse de un “coro de focas”e invalidar ex-ante las opiniones o ideas divergentes, no le
permitirá mirar más allá de sus narices, tomará en cuenta información
incompleta y de igual manera que con el sesgo de proyección, tomará decisiones erradas
que pondrán en riesgo al proyecto.
¿Qué debe hacer un gerente o profesional de proyectos para evitar ser víctima de estos sesgos cognitivos?
1.- Conocer cómo trabaja la mente
El gerente de proyectos debe conocer los sesgos cognitivos para poder identificar cómo operan y en qué momentos puede estar en riesgo de cometer un error de juicio o tomar una decisión, basado en la percepción y no en los datos.
2.- Ser reflexivo y auto - crítico
El gerente de proyectos debe conocer los sesgos cognitivos para poder identificar cómo operan y en qué momentos puede estar en riesgo de cometer un error de juicio o tomar una decisión, basado en la percepción y no en los datos.
2.- Ser reflexivo y auto - crítico
En segundo lugar debe tener la
capacidad de cuestionarse, en este contexto la mejor aliada del gerente de proyectos
es la pregunta ¿por qué? El poder analizar nuestros juicios, de una manera
asertiva, nos lleva a comprender mejor cómo estos están influenciados por
nuestras creencias, el entorno o los modelos mentales. De esta manera podemos
incorporar información que hayamos pasado por alto, buscar opiniones en otras
fuentes y tomar mejores decisiones.
3.- Investigar
3.- Investigar
En tercer lugar el gerente o
profesional de proyectos debe preguntar y no suponer. No todos piensan ni ven la vida de la misma manera que lo hacemos
nosotros, por esta razón nos vemos obligados a indagar, investigar, preguntar,
conversar de manera tal que podamos ofrecer soluciones lo más completas
posibles a los problemas que se nos presentan durante el desarrollo de determinada
iniciativa.
4.- Promover el pensamiento divergente
4.- Promover el pensamiento divergente
En cuarto lugar debemos rodearnos
de personas con experiencias, perfiles profesionales e intelectuales y formas
de pensar distintas a la nuestra. Como dicen por ahí “en la variedad está el
gusto” y también la oportunidad de aprender y de que nuestros juicios e ideas
sean completados o mejorados con las ideas de los otros. El ponernos a prueba,
permitir que otros cuestionen nuestras ideas, definitivamente nos llevará a tener
una mejor visión sobre el problema o situación que estemos afrontando y
seguramente podremos construir, conjuntamente con el equipo, una mejor o más
informada solución.
5.- "Pensar fuera de la caja"
5.- "Pensar fuera de la caja"
Finalmente, fomentar en nosotros
el pensamiento creativo, eso que llaman pensar fuera de la caja, y utilizar
dinámicas diferentes para generar ideas y soluciones.
En lo particular les propongo que la próxima vez que afronten un problema, que será abordado con un proyecto o dentro de él, tomen lápices de colores y una hoja de papel y representen con dibujos la situación inicial y los posibles cursos de acción que se les vengan a la mente, luego pueden ir validando estos con el equipo de trabajo, los demás actores y las fuentes de información disponible. No solo se van a divertir, sino que además le darán un empujón a ese lado derecho del cerebro responsable de la creatividad.
En lo particular les propongo que la próxima vez que afronten un problema, que será abordado con un proyecto o dentro de él, tomen lápices de colores y una hoja de papel y representen con dibujos la situación inicial y los posibles cursos de acción que se les vengan a la mente, luego pueden ir validando estos con el equipo de trabajo, los demás actores y las fuentes de información disponible. No solo se van a divertir, sino que además le darán un empujón a ese lado derecho del cerebro responsable de la creatividad.
Para quienes se interesen en el tema les recomiendo, si tienen la oportunidad, leer el libro Pensar rápido, pensar despacio del
Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman.
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