Mi intensión en este artículo no es responder a esta
pregunta, aunque soy economista de profesión el arte de la futurología no es mi
fuerte, por el contrario lo que pretendo es que este cuestionamiento sirva para
promover la reflexión entre quienes
leen el blog. Para dejar sus respuestas y pronósticos siéntanse libres de
utilizar la sección de comentarios.
Hace pocos días leí un interesantísimo artículo, escrito por mi
estimado amigo y abogado René Molina Galicia titulado “La adaptación o extinción de una
especie: jueces y abogados” en el que analiza los roles de los jueces y
abogados y su posible evolución, sustitución o extinción por el encuentro entre
la neurociencia y la inteligencia
artificial. El autor se plantea la hipótesis de que la inteligencia
artificial sea capaz, en el campo del derecho, de impartir justicia o resolver conflictos
de manera más eficaz, rápida, objetiva,
imparcial e independiente de lo que lo hemos venido haciendo los seres
humanos hasta la fecha. Y es que las máquinas que aprenden, para usar un
término coloquial, se acercan a la definición de racionalidad incluso al punto
de que existe la posibilidad, de acuerdo
a los datos con que son alimentadas, de que sean capaces de evitar ser
afectadas por los sesgos cognitivos que a nosotros, los humanos, nos pueden
llevar a cometer errores a la hora de decidir.
Entrando en el campo de la gerencia de proyectos podemos
hacer el ejercicio de preguntarnos y responder como seres humanos (con toda honestidad) y colocándonos en
el papel de la IA que haríamos:
Ante un proyecto que sabemos que va a fracasar ¿lo cerramos o seguimos invirtiendo en él
porque los tiempos mejorarán?
Ante la elección de los miembros de nuestro equipo ¿elegimos a los más capaces o aquellas
personas con las que nos llevamos mejor y tenemos ideas y maneras de pensar
afines o que se parecen más a nosotros en la manera de vestir, los sitios que
frecuentas, etc?
Ante la toma de una decisión ¿nos dejamos llevar por una corazonada o buscamos datos que nos
permitan informarnos antes de actuar?
Ante la adversidad ¿seguimos
con nuestro plan o cambiamos el curso de acción por otro que pudiese ser más
efectivo?
Ante la toma de responsabilidad por el error ¿la asumimos o evitamos hacerlo pensando en
las repercusiones que esto tendrá en nuestra reputación?
Y así sucesivamente....
Es irónico que nuestro sistema 1, al que en buena medida
debemos el haber sobrevivido como especie, termine convirtiéndose en una
desventaja en la era de la cuarta
revolución industrial. ¿Cabe entonces imaginarse, sin ánimos de caer en el
cliché de las películas de ciencia ficción, un mundo sin gerentes de proyectos
humano?
A pesar de lo antes expuesto, considero que seguimos teniendo
una ventaja en una profesión donde los resultados dependen de la capacidad que
tengamos para relacionarnos y coordinar
acciones con los otros (cliente, equipo, usuarios y demás stakeholders)
para lograr objetivos, lo que el psicólogo Daniel Goleman define como inteligencia emocional, la capacidad de
conocernos, colocarnos en los zapatos de los otros y pensar de manera sistémica,
elementos que son fundamentales para liderar.
¿Podrán las máquinas
emularnos también en esta dimensión? Lo que sí es un hecho es que el avance tecnológico ha
transformado y seguirá transformando, como lo ha hecho con el resto de las
profesiones, a la gerencia de proyectos ¿nos
adaptaremos a esta transformación o terminaremos sufriendo el destino de los
dinosaurios?
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El fin último de la inteligencia artificial es crear el futuro en estos momentos analizan patrones para analizar posibilidades es decir abrir ventanas de observación pero van a tener en poco tiempo la capacidad de crear el futuro de la humanidad siempre hemos estado condicionados por factores externos ahora la inteligencia artificial dictará nuestro futuro
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