2 tareas, de las muchas que tenemos, para alcanzar La Economía de Proyectos

 

Si queremos que La Economía de Proyectos se convierta en una realidad y que muchas personas puedan aprovechar, individualmente, en su núcleo familiar, en sus comunidades, ciudades, organizaciones y países, las herramientas y conocimientos de la gestión de proyectos para alcanzar sus objetivos y hacer realidad sus sueños, si queremos que muchos niños comiencen desde ya a desarrollar habilidades para la vida a través de la gestión de proyectos, si queremos que los proyectos de desarrollo generen mucho más bienestar, en fin, si queremos llevar la disciplina más allá de sus entornos naturales, entonces tenemos que dedicarnos al menos a las siguientes dos tareas:

La primera es “dejar de hablar solo con la gente que ya va a la iglesia” esta frase de RicardoTriana, Director Gerente para Latinoamérica del PMI®, la he escuchado en un par de oportunidades y me he identificado mucho con ella. Los seres humanos somos víctimas del sesgo de la confirmación que nos lleva, inconscientemente, a relacionarnos, reunirnos y conversar con aquellos individuos con los que tenemos afinidad, así podemos expresar con más comodidad nuestras ideas sabiendo que serán bien recibidas y hasta reforzadas por nuestra audiencia, además, existe la tendencia de demostrar a otros, nuestra comunidad profesional, que sabemos y así lograr su reconocimiento.

Terminamos entonces haciendo congresos, eventos, escribiendo blogs, posteando en redes sociales, etc., para una audiencia que ya está convencida sobre las ventajas de la gestión de proyectos, que las conoce, utilizamos la jerga de la disciplina como código común y excluimos, con o sin intención, a aquellos que son nuestros potenciales nuevos feligreses, a personas que podrían acercarse y aprovechar todas las ventajas de la disciplina.

En una reunión con varios gerentes de una organización les comentaba sobre el trabajo que realizamos en el PMI Capítulo Venezuela y en varias oportunidades mencioné al PMBoK®. Al salir de la reunión se me acercaron 3 de las personas presentes y me comentaron: “Alejandro nos puedes contar qué es el PMBoK® porque nosotros no tenemos ni idea”. Este es un ejemplo de cómo yo, de manera natural, hablo sobre el estándar, definiciones como la EDT, RACI o el método de valor ganado sin tener consciencia del conocimiento que tiene mi interlocutor al respecto.

Tenemos que dedicarnos entonces a hablar y llevar la gestión de proyectos más allá de las paredes de nuestras oficinas y empresas, a conversar, utilizando un lenguaje sencillo, sobre esta con todo aquel que quiera escuchar el mensaje y que pueda aprovechar las muchas ventajas que le proveería un enfoque estructurado para alcanzar sus objetivos, sin importar la magnitud de estos. Todos, seamos profesionales o no, miembros de un capítulo o no, estemos certificados o no, con o sin conocimiento al final del día gestionamos y estamos relacionados con proyectos, nos corresponde entonces a los miembros de la comunidad, a los que sabemos un poquito más, tender el puente, a pequeña o gran escala, que le permita a la mayoría transitar hacia la Economía de Proyectos.

La segunda tarea está orientada a romper el rechazo que muchas veces generamos en otras comunidades profesionales por lo que yo llamo “la arrogancia del experto”. El que los profesionales de la gestión de proyectos conozcamos las buenas prácticas o contemos con un sin número de certificaciones no nos puede llevar a desestimar la experiencia que determinada organización tenga llevando adelante sus iniciativas, use un marco de trabajo o no.

En los dos últimos años como voluntario del Capítulo Venezuela me ha correspondido acercarme a ONG’s, que generalmente utilizan el método del marco lógico y en muchos casos no quieren ni escuchar hablar del PMI®, la razón, han tenido experiencias con consultores que, como diría mi estimado York Roessler, llegan a la organización diciendo “todo esto está mal hecho y yo te traigo la solución para que gerencies tus proyectos”, partiendo de esta frase lapidaria ya cualquier proceso de adopción, así sea del más mínimo cambio, está sepultado.

Si estamos en una organización, como profesional o consultor, y no estamos conformes en cómo esta gestiona sus proyectos debemos impulsar el cambio, pero, reconociendo y honrando todo el camino recorrido, mostrando cómo desde una buena práctica se puede llegar a un mejor resultado, paso a paso, en conclusión, con humildad.

Es un gran trabajo el que tenemos por delante, del que no me excluyo, si queremos sumar, agregar valor y llevar la gestión de proyectos a todos los rincones donde sea posible y no se trata tanto de lo que sepamos como de la actitud que tengamos y las decisiones que tomemos. La Economía de Proyectos, como concepto al menos para mí, alberga oportunidades para todos, incluso para navegar hacia un mundo más justo y equitativo, queda de nosotros, los profesionales de la gestión de proyectos, aportar a que esta se haga realidad.

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La gestión de riesgos del proyecto está en riesgo


Al identificar los riesgos de un proyecto ¿cuáles son los primeros estados de naturaleza que ponemos sobre la mesa? de seguro aquellos que experimentamos en nuestro último proyecto y se encuentran en nuestra memoria más reciente. De igual manera al analizarlos tenderemos, individual y colectivamente, a asignar mayor probabilidad e impacto a aquellas posibles situaciones que hemos vivido con anterioridad y que, de una u otra manera, han dejado una huella en nosotros.

La heurística de la disponibilidad, que según Daniel Kahneman nos lleva a juzgar la frecuencia de determinado evento en función a la facilidad con que los ejemplos vienen a nuestra mente, puede afectar la gestión de riesgos del proyecto, sesgándola hacia:

  • -          Sucesos notables que hayan atraído nuestra atención y que serán extraídos fácilmente de nuestra memoria.
  • -          Sucesos dramáticos que aumenten temporalmente la disponibilidad en la categoría
  • -          Experiencias personales que serán más vívidas y a las que les prestaremos mayor atención que a las de otras personas e incluso a la estadística.

La gestión de riesgos puede entonces estar en riesgo si el equipo mantiene el foco sobre probables eventos que ya ha experimentado en el pasado y, cuyo alto impacto, afectó positiva o negativamente a la iniciativa, dejando de lado o subestimando situaciones con una probabilidad de ocurrencia e impacto mucho más significativos en el futuro.

Kahneman nos comenta que no podemos vivir en un estado de constante vigilancia para evitar que nuestras decisiones sean afectadas por los diferentes sesgos cognitivos y el PMBoK 6ta edición, que nos advierte sobre esta posibilidad en el apartado dedicado a la gestión de riesgos, nos recomienda contar con un facilitador especializado tanto para el proceso de identificación como para el de análisis de los riesgos.

Este experto puede permitirle al equipo, al ser externo a este, identificar cuando están cayendo en la trampa de la disponibilidad e invitarlos a pensar en posibles contingencias que no hayan sido contempladas, pero, que estadísticamente son significativas.