En el artículo anterior comenté sobre cómo vender un
proyecto de manera creativa, utilizando los Sketchnotes, una experiencia que forma parte del proceso que he
emprendido para implementar herramientas
creativas en mis labores como consultor en la gestión de proyectos.
Aunque para esta nueva edición del blog tenía
programado escribir sobre otro tema, tome el testigo que me ofreció mi amiga Ana Aranda, con su artículo Sketchnotes como “entregable” de un proyecto, para
contarles mi última experiencia con esta técnica.
Todo comenzó hace un par de semanas cuando leí un
artículo escrito por Carlos J. Pampliega y compartido por Alejandro J. Román,
miembros junto con Ana de esta comunidad de conocimiento y aprendizaje colectivo que hemos tejido a través de
las redes sociales, titulado
Sketchnoting para comunicar proyectos.
Luego de esa lectura se me ocurrió utilizar esta
técnica para guiar una sesión de trabajo
en la cual, junto con el equipo, revisaríamos
y redefiniríamos la jerarquía de objetivos de un programa social que
implementaremos dentro de poco.
El desarrollo de la jornada fue sencillo, luego de
explicar su objetivo, el plan de trabajo y el resultado esperado, invité a los
miembros del equipo, incluyéndome, a que en una hoja de papel respondiésemos, utilizando dibujos, las siguientes
preguntas:
1.- ¿Cómo imaginamos la vida de los beneficiarios directos del programa antes de
participar en él?
2.- ¿Cómo imaginamos la vida de los beneficiarios
directos del programa justo al finalizarlo?
3.- ¿Cómo imaginamos la vida de los beneficiarios
directos del programa tiempo después de haberlo finalizado?
Una vez hechos los sketchnotes, cada participante
realizó un elevator pitch,
contando con un minuto para explicar su dibujo. En esta actividad fuimos extrayendo las ideas con las que
finalmente reformulamos el fin, el
objetivo general y los objetivos específicos del programa, definiendo
también los entregables esperados, los indicadores de desempeño y los medios a través
de los cuales verificaremos su cumplimiento.
Como les comenté en el artículo pasado el uso de
este tipo de técnicas no solo hace que las jornadas de trabajo sean más divertidas, sino que además nos
permiten utilizar nuestra creatividad,
explicando de una manera poco convencional nuestra
visión e ideas. En el caso particular de esta experiencia me pareció muy
poderosa la dinámica de imaginar y
dibujar el proceso de transformación que esperamos sea transitado por los
participantes en el programa, ya que para esto tuvimos que intentar colocarnos en su lugar.
Por otra parte, esta actividad nos permitió la construcción colectiva, con la
inclusión de las ideas y opiniones de todos los miembros del equipo de trabajo,
lo que en cierta manera garantiza
nuestro compromiso con hacer la mejor labor posible para el logro de los objetivos.
En la próxima sesión con este equipo, seguiremos
con nuestra cruzada creativa,
utilizando una técnica sobre la que leí hace poco en un artículo compartido por
Akira Bloise, titulado ¿Cómo innovar en el proceso de definición del alcance del proyecto?, luego les cuento qué tal me fue.
¿Cómo conformar equipos de proyectos creativos?
Cómo vender un proyecto de manera creativa
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