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La corrupción y su efecto en los proyectos


Hace un par de semanas me encontraba conversando con un amigo y colega sobre un proyecto que estaban realizando en la organización donde labora. Me comentaba que había sido imposible culminar con las actividades dentro del presupuesto y que el sobre costo había estado en el orden del 30%.

Cuando le pregunté sobre la razón de esta desviación me comentó que una vez realizada la auditoría habían encontrado que muchas de las compras del proyecto se realizaron con sobreprecio y en algunos casos se habían facturado cantidades de insumos superiores a las que efectivamente fueron entregadas a la organización que gestionaba el proyecto, esto generó una investigación y el establecimiento de responsabilidades administrativas y penales sobre las personas encargadas del manejo de estas contrataciones y compras.

Este tipo de situaciones se presentan más comúnmente de lo que pensamos y atienden al nefasto fenómeno de la corrupción, el cual está presente en todas las economías, en menor o mayor grado, siendo los países latinoamericanos de los más afectados por este flagelo.

La corrupción, además de destruir las instituciones del Estado y minar la confianza de los ciudadanos en los mecanismos para la aplicación de la ley y la justicia, afecta el proceso de asignación eficiente de los recursos dentro de la economía y los proyectos, ya que el dinero destinado a la producción y provisión de algún bien o servicio, bien sea público o privado, termina en los bolsillos de alguna persona inescrupulosa. Imaginémonos por un momento un proyecto que consista en la vacunación de 10.000 niños contra alguna enfermedad y que estas vacunas sean sobrefacturadas, alcanzando el presupuesto solo para adquirir 5.000. La mitad de los niños se quedaría sin cobertura, corriendo el riesgo de contraer la enfermedad y morir.

La corrupción y los proyectos

Dentro de la gestión de proyectos existen algunas actividades, operaciones y transacciones que son más susceptibles de ser afectadas por la corrupción, entre ellas están, como lo mencionamos al inicio, la compra de bienes y contratación de servicios en donde pudiera presentarse sobreprecio o venta ficticia; la existencia de nóminas paralelas conformadas por personal ajeno al proyecto pero que perciben un salario sin trabajar en él; contratación de personal no calificado para determinado cargo lo que es bastante común en nuestro países donde en muchos casos las relaciones filiales o de amistad privan ante la profesionalización o formación de determinada persona; la mala utilización del presupuesto del proyecto a través de la desviación de los fondos para utilizarlos en actividades que no son propias del mismo, los sobornos o comisiones solicitadas por algunos funcionarios para la adjudicación de permisos o decisiones favorables a quien realiza el proyecto; tráfico de influencias entre otros.

La corrupción es uno de los riesgos que debemos tomar en cuenta en la etapa de planificación de manera tal que podamos establecer mecanismos que nos permitan minimizar su posibilidad de ocurrencia.

¿Qué hacer para que nuestro proyecto no se “corrompa”?

Lo principal es establecer mecanismos de control interno que nos permitan hacer un seguimiento exhaustivo del desarrollo de todas las actividades del proyecto, haciendo hincapié en aquellas que son más susceptibles de ser afectadas por esta problemática. Para tal fin existen herramientas como el valor ganado, a través del cual podemos identificar desviaciones tanto en el costo y tiempo del proyecto, que nos servirían de punto de partida para iniciar una investigación que determine las causas de estos incumplimientos con la planificación.

Por otra parte, todos los procesos para la compra y contratación de bienes y servicios deben estar reglamentados, ser lo suficientemente claros y estar debidamente documentados para no dejar espacio a la discrecionalidad. Es importante que la procura, por licitación o adjudicación directa, sea un proceso transparente y la información que se desprenda de este esté a disposición del equipo de proyecto.

Otro aspecto importante y que puede evitarnos problemas, es el establecimiento de incentivos para tratar de evitar comportamientos deshonestos en el uso de los recursos del proyecto, como por ejemplo salarios acordes a las responsabilidades de cada uno de los cargos dentro de la organización y un sistema que sancione efectivamente a quienes incumplan con sus funciones y cometan actos de corrupción (incluyendo demandas de carácter penal de ser necesario).

Evitar la corrupción en los proyectos es un tema de control y sanción de quienes participan en actividades irregulares, pero, más allá del uso de elementos coercitivos, la solución a este problema está en no hacernos participes del juego aunque muchas veces este sea reconocido como parte del sistema. Cuando pagamos una comisión a un funcionario, sobre facturamos o utilizamos de manera inadecuada los recursos en función de nuestro propio beneficio no solo estamos atentando contra nuestra integridad si no que además estamos colaborando con el deterioro de la sociedad de la que formamos parte.


Fuente consultada:

Financiamiento y Administración de Proyectos de Desarrollo, de Teodoro F. Etienne. Publicado por Alfaomega, Colombia, 2.004.

El valor ganado una herramienta para el seguimiento y control de los proyectos



Los proyectos están rodeados de una gran incertidumbre, esto se debe a que cada vez que desarrollamos alguno estamos emprendiendo una nueva actividad. No existen proyectos idénticos y por lo tanto tampoco contamos con un manual o receta cuyos pasos nos lleven, indefectiblemente a alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto.

Por esta razón el seguimiento y control de las actividades de cada proyecto son determinantes para garantizar resultados óptimos. Dos de las variables fundamentales que deben ser monitoreadas y controladas durante el desarrollo de cualquier proyecto son el tiempo y el costo, estas junto a la calidad conforman la combinación de éxito para el proyecto, debemos producir bienes o servicios con la calidad planificada, al costo previsto y en el tiempo esperado.

Cuál es la importancia de desarrollar un proyecto cumpliendo con el cronograma, si estamos hablando de un proyecto privado este seguramente responde a una necesidad de mercado, identificada por la empresa que lo realizará y esta querrá introducir el bien o servicio que va a producir rápidamente, para apoderarse de la cuota de mercado antes de que sus competidores entren en la carrera desarrollando productos y/o servicios similares.

Si hablamos de un proyecto social, tal vez este desarrolle bienes y/o servicios de los que depende la vida de un conjunto de personas, como centros de salud, carreteras, centros educativos, drenajes, etc. Razón por la cual la creación de estos productos y la satisfacción de estas necesidades deben estar ajustadas al tiempo planificado.

En cuanto a los costos, un aumento no previsto de estos durante el desarrollo del proyecto puede acabar con la rentabilidad del mismo, convirtiéndolo en un proyecto no factible al no poder cubrir con los ingresos que se obtendrán por la comercialización de los bienes y/o servicios producidos, la inversión realizada para desarrollarlos.

En el caso de proyectos sociales puede que el sobre costo supere las ganancias de carácter social que generaría el proyecto, si lo desarrollamos estaríamos haciendo un uso ineficiente de recursos, que son escasos y que podrían estar siendo utilizados en llevar a cabo una intervención generadora de mayor beneficio.

Para hacer el seguimiento de estas dos variables a lo largo de la etapa de ejecución o desarrollo del proyecto existe una herramienta matemática muy útil y sencilla de utilizar. Esta herramienta es conocida como el método del valor ganado y consiste en hacer una revisión de cuanto se ha gastado en la ejecución del proyecto en un momento determinado y contrastarlo con lo que debería haberse gastado según la planificación y los resultados obtenidos, para determinar en qué magnitud el trabajo realizado ha contribuido efectivamente al logro de los objetivos del proyecto.

Supongamos que nuestro proyecto consiste en la construcción de una casa y hemos decido averiguar al tercer mes de la ejecución como vamos con respecto a los costos y el tiempo del proyecto.

Según lo que hemos planificado al tercer mes la casa debería tener cuatro paredes construidas por un costo de 100 unidades, cuando revisamos la ejecución del presupuesto nos damos cuenta de que efectivamente se han gastado las 100 unidades, lo que nos hace creer que estamos cumpliendo con el plan del proyecto.

Sin embargo y para asegurarnos de que la obra vaya según lo planeado, vamos a visitarla y allí constatamos que de las 4 paredes que deberían estar construidas solo se han levantado dos.

Estamos en presencia entonces de un retraso en el cronograma y de un sobre costo que afecta nuestro proyecto. De las 4 paredes que se deberían haber construido solo hay dos, razón por la cual podríamos decir que la obra tiene un retraso de 50% y estas dos paredes nos han costado las 100 unidades, el precio que planificamos para las 4 que deberían estar construidas, por lo que tenemos un sobre costo ya que cada una tiene un precio 50, en vez del 25 planificado.

Ordenemos estos datos para poder observarlos mejor:

Obra a construir: Paredes

Número de paredes planificadas a los 3 meses: 4

Costo planificado de la obra a los 3 meses: 100 unidades

Costo planificado por cada una de las paredes construidas: 25 unidades

Número real de paredes construidas a los 3 meses: 2

Costo real de la obra a los 3 meses: 100 unidades

Costo real por pared construida: 50 unidades

Como dijimos anteriormente, si basamos nuestra revisión del avance del proyecto solo en la ejecución del presupuesto podríamos pensar que todo va viento en popa, sin embargo cuando vamos al avance real de las obras vemos que no es así, de 4 paredes planificadas hemos construido solo 2 que nos han costado el doble de lo que teníamos previsto gastar en cada una de ellas.

Ahora bien, teniendo estos dato calculemos cual es el valor ganado de nuestro proyecto en el mes tres, esto lo hacemos multiplicando el trabajo que efectivamente se ha realizado, en este caso las dos paredes, por el costo planificado para ellas, 25 unidades, esto nos da como resultado 50 unidades.

Una vez calculado el valor ganado lo comparamos con el costo planificado de la obra a los 3 meses, 100 unidades.

El hecho de que el valor ganado sea inferior al costo planificado para la obra nos permite asegurarnos de que realmente hay un problema en nuestra ejecución, ya que el trabajo realizado debería haber contribuido en 100 unidades al logro del proyecto pero solo lo ha hecho en 50 unidades.

Luego de obtener este resultado nos damos cuenta de que estamos entonces frente a un sobre costo y/o a un retraso en la ejecución de nuestro proyecto, que debemos corregir para poder llegar a la meta.

Qué pasaría en caso contrario, si el valor ganado está por encima del costo planificado, seguramente estaríamos ahorrando parte del presupuesto y/o adelantados en las obras del proyecto con respecto al cronograma.

El escenario ideal es que el valor ganado sea igual al costo planificado, ya que en los casos anteriores se evidencia que hemos subestimado y sobreestimado los costos respectivamente y hemos incurrido en una mala planificación. Debemos recordar que planificar es vital en el desarrollo de los proyectos, por aquello de los riesgos que rodean este tipo de actividades.

El valor ganado y muchas otras herramientas de seguimiento y control nos permiten monitorear regularmente el avance de nuestros proyectos, para poder corregir a tiempo las desviaciones que puedan presentarse en el camino, ajustándonos lo más posible al plan, de esta manera seremos capaces de garantizar en una mayor medida el éxito en el logro de la meta.