Mostrando entradas con la etiqueta crisis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta crisis. Mostrar todas las entradas

Lo que nos deja la crisis: 6 posibilidades de aprendizaje para la gestión de proyectos



Un entorno con alta incertidumbre y por ende muy riesgoso, donde proyectar y planificar se hace prácticamente imposible ante la falta de información, es la universidad donde las organizaciones venezolanas, sus líderes y profesionales están cursando su doctorado en lo que a toma de decisiones de inversión y gestión de proyectos se refiere. Y es que si observamos la crisis venezolana desde el espacio de la oportunidad, esta se ha convertido en una gran fuente de aprendizaje, a través de la experiencia, para la gerencia de proyectos.
Como seguramente todos ustedes saben, el carácter único de todo proyecto lo relaciona directamente con la incertidumbre propia de un esfuerzo que se realiza por primera vez, pero, si a esto le sumamos complejidades nunca antes enfrentadas, al menos en las magnitudes actuales, como por ejemplo, y por solo nombrar algunas, el alza desmedida y desconocida de precios, la escasez de insumos, la alta probabilidad de cambio del marco regulatorio y la desmotivación, producto de la crisis, que afecta al talento humano originando en muchos casos su fuga, gestionar un proyecto se convierte en una labor titánica.
En mi opinión, atravesar esta crisis nos está enseñando a los profesionales de proyectos:
1.- A ser creativos para resolver problemas que nunca antes habíamos enfrentado: la crisis que enfrentamos actualmente nos obliga no solo a cambiar la manera en la que abordábamos problemas ya conocidos, además, debemos hacer frente a situaciones, de las que en muchos casos solo habíamos escuchado hablar o leído en los libros de texto.  
Un ejemplo de esto es la hiperinflación, este fenómeno en el que los precios comienzan a elevarse cada vez más y más rápido, nos obliga a revisar constantemente el presupuesto de los proyectos y su rentabilidad y a tomar decisiones que nos permitan mantener, de alguna manera, el poder de compra de los fondos que serán invertidos; colocarlos en divisas, establecer un plan de compras que nos permita adquirir los insumos necesarios lo antes posible, adquirir activos que luego puedan liquidarse rápidamente y hasta las criptomonedas son posibles maneras en que las organizaciones y la gerencia de proyectos pueden abordar este problema.
2.- A tomar decisiones bajo verdadera incertidumbre: aunque existe una discusión sobre la efectividad o no de intentar proyectar lo que pasará en el futuro, el contar con al menos una aproximación nos permite lidiar con la incertidumbre y tomar decisiones contando con un marco de información. Los líderes y gerentes de proyecto venezolano hemos tenido que afrontar en muchos casos el reto de decidir en total incertidumbre o con información de baja calidad y asumir el riesgo relacionado. En mi opinión este experimento es positivo por dos razones, la primera es que nos muestra el mundo tal cual es, complejo, y nos permite desechar la idea de la linealidad; y la segunda, nos lleva a sopesar muy bien las decisiones que vamos a tomar y el impacto que estas tendrán para la organización y el proyecto.
3.- A ser flexibles: en un entorno como el actual, y en condiciones normales, no podemos “enamorarnos del plan”, debemos estar dispuestos a cambiar el curso de acción en la medida que las circunstancias así lo ameriten. La crisis nos ha dado la oportunidad de interesarnos más por el entorno, estar conectado con él constantemente, para identificar los cambios y actuar en consecuencia, dispuestos a salirnos del plan o planificando a muy corto plazo ajustados a una dinámica de transformación acelerada.
4.- A ser menos burocráticos: En la crisis perder tiempo en los procesos de toma de decisiones pone en riesgo a la organización y a los proyectos, esta situación nos está enseñando a ser más efectivos en el uso del tiempo para decidir, a confiar y delegar en el equipo la resolución de problemas que no tienen que ser escalados en la estructura organizacional y a ser mucho más agiles en la gestión de nuestras iniciativas.
5.- A ser más eficientes en el uso y control de los recursos: La crisis nos hace apreciar más aquello con lo que contamos, ya que los activos, los insumos y el talento, no solo se vuelven cada vez más costosos, sino que además escasean. La coyuntura nos está enseñando a ser mucho más cuidadosos con la asignación de nuestros recursos y a controlar que efectivamente generen los beneficios que esperamos.
6.- A valorar más a las personas: tanto a nuestros clientes como a los miembros de nuestro equipo u organización. La crisis nos afecta a todos y nos da la oportunidad de ser empáticos y al menos tratar de entender las necesidades de quienes nos rodean. Valorar y ser más cercanos a nuestros clientes nos permite ofrecerles soluciones que se adapten realmente a sus necesidades, entendiendo el contexto en el que viven y el enfoque que tienen sobre la crisis. De la misma manera, acercarnos a nuestros colaboradores nos permite apoyarlos, y ser apoyados por ellos, no solo en lo que a la gestión del proyecto se refiere, sino a también en el tránsito traumático que implica una crisis de semejantes magnitudes y cuyas consecuencias más graves las evidenciamos en la dimensión humana.
¿Qué otras cosas crees que podemos aprender de la crisis venezolana para la gestión de proyectos?
¡Si te gustó, comparte!

En qué proyectos se puede invertir en Venezuela


 
¿Invertirían su dinero en una economía en crisis, con hiperinflación, controles, riesgo de confiscación y escasez entre otras cosas? De hacerlo ¿qué rendimiento esperarían obtener? Paradójicamente, la Venezuela de hoy es un campo fértil para el desarrollo de proyectos, existen necesidades de todo tipo que pudieran ser atendidas, pero las condiciones no son las idóneas para invertir y si se hace, la tasa esperada de retorno debería ser superior a varios miles por ciento para estar por encima de la inflación y compensar el riesgo asumido.
Este entorno espantaría a cualquier inversionista o emprendedor, si nos comportáramos de manera racional, al fin y al cabo son muy pocos los proyectos y negocios capaces de generar el flujo de caja suficiente para sobrevivir en él. Pero gracias a esos sesgos del optimismo excesivo y de la planificación que caracterizan a quienes aman el riesgo, aún en Venezuela hay quienes invierten en proyectos y crean productos y servicios rentables.
Tomando en cuenta solo el aspecto financiero ¿en qué tipo de proyectos podemos invertir hoy en Venezuela?
En primer lugar, podemos invertir en proyectos orientados a mercados con bajas barreras a la entrada y a la salida. Aquellos cuya inversión inicial es baja y en caso de que no produzcan los resultados esperados, sus recursos pueden ser fácilmente reasignados a proyectos o actividades más rentables.
Un ejemplo de esto podrían ser proyectos para el desarrollo de empresas o de servicios orientados a la consultoría y/o la capacitación, en los que la inversión está constituida generalmente por el conocimiento de quien emprende el proyecto y un conjunto de activos genéricos como un laptop, un proyector, entre otras cosas. Este tipo de servicios, de muy buena calidad, pueden ser ofrecidos en el mercado interno por una fracción de lo que cuestan en los mercados internacionales y con una estructura de costos relativamente baja.
En segundo lugar, y una de las alternativas más populares, es invertir en iniciativas que generan servicios para el mercado externo. La creación de empresas que gestionan proyectos de programación, diseño, generación de contenidos, consultoría, capacitación, entre otros servicios para la exportación es muy rentable en Venezuela.
El costo de la mano de obra, por debajo del de los mercados internacionales, permite a este tipo de empresas ofrecer servicios muy competitivos en precio. Adicionalmente, mantener una estructura de costos en bolívares, que se devalúa constantemente, e ingresos en moneda extranjera es altamente rentable.
¿Y si somos irracionales?
La escasez de productos, generada por la caída en las importaciones y la parálisis de la producción nacional, ha dejado a una gran cantidad de la población desatendida. Esta situación adversa puede constituirse en una oportunidad para aquellas personas que abrazan el riesgo y que, conociendo el escenario nada alentador, están en la capacidad y disposición de invertir en proyectos para la creación de productos que atiendan la demanda interna.
Ante esta alternativa es muy difícil hablar de rentabilidad en el corto y mediano plazo, los costos se incrementan a diario, los precios están controlados y, aunque no fuese de esta manera, el empobrecimiento de la población no le permitiría costear productos con precios que aumenten constantemente. En mi opinión, para quienes elijan esta opción, la apuesta está en aprovechar la coyuntura y si pueden aguantar, posicionarse en un mercado para luego cosechar en mejores tiempos, que seguramente vendrán.
¡Si te gustó comparte!

Venezuela, la crisis y la gestión de proyectos



En la actualidad las empresas venezolanas, al igual que toda la sociedad, se enfrentan a un contexto muy duro, sin precedente histórico, entre cuyos ingredientes podemos mencionar la inflación más alta del mundo, la posibilidad de que se confisquen activos, la escasez, los controles de precio y cambio, fiscalizaciones arbitrarias y la diáspora de profesionales altamente capacitados, que junto a las incertidumbres propias de operar en cualquier mercado conforman un contexto altamente riesgoso y amenazador.
En este escenario la gestión profesional de proyectos cobra una importancia fundamental para enfrentar la crisis y hasta para ayudarnos a garantizar, en la medida de lo posible, la sobrevivencia organizacional.
La gestión profesional de proyectos, en toda su extensión, cumple, más allá de la atención de necesidades con la generación de bienes y servicios, con la función de permitir que las organizaciones tomen decisiones más acertadas en cuanto a cómo usar sus recursos eficientemente.
En la Venezuela actual, en la que los recursos son extremadamente limitados, la gestión profesional de proyectos es crítica en la labor de asignar estos a aquellas iniciativas que le permitan a la empresa generar valor o al menos mantenerse a flote. Evaluar de manera exhaustiva los proyectos en los que se pretende invertir y darle prioridad en las carteras o portafolios a aquellos que podemos ejecutar y nos generarán algún beneficio estratégico es fundamental.
De igual manera, contar con procesos rigurosos de planificación de proyectos es clave en una situación en la que el espacio para la improvisación cada vez es más limitado y los errores se hacen más costosos. Necesitamos tener muy claro el alcance de los proyectos, poder ajustar los presupuestos a nuestras realidades organizativas, identificar y anticiparnos a los riesgos, etc., en fin, prepararnos para transitar sobre un campo definitivamente minado y hacerlo siguiendo y controlando de cerca la ejecución para poder corregir a tiempo cualquier desviación, de tal manera que podamos minimizar sus costos.
Yéndonos al lado humano de la crisis, el que las organizaciones puedan contar con líderes profesionales de proyectos capaces de inspirar y de mantener a sus equipos enfocados en los objetivos, les permite lidiar con la desmotivación, el estrés y la desesperanza que se han convertido en moneda común hoy en día entre nuestros colaboradores.
Vivimos momentos en los que debemos “amarrarnos el cinturón” para no salir tan golpeados de la crisis y si en condiciones normales la gestión profesional de proyectos es una necesidad para las organizaciones, no creo que haya mucho más que decir para justificarla en el contexto actual. Esto no solo aplica para las empresas, nosotros los ciudadanos también podemos hacer uso de la gestión profesional de proyectos para decidir cómo usar nuestros recursos de la mejor manera y sacar algún provecho de la crisis, invirtiéndolos y preparándonos para el futuro, ya que como dice mi buen amigo @felixxiesto también pasará” y debemos estar listos para la reconstrucción.

 

 

 

¿Evaluar proyectos con alta inflación?



La economía venezolana presenta la tasa de inflación más alta del mundo, aunque no existen cifras oficiales, según proyecciones del Banco Mundial esta variable se ubicará por encima de un 700% a finales de 2016, por su parte, la firma de consultoría privada Ecoanalítica calcula que la inflación acumulada a junio de 2016 fue de 128,6%.
En este escenario de crisis e incertidumbre se me han acercado varios emprendedores (esperanzador que aún en estas circunstancias haya personas dispuestas a invertir en proyectos) para contratar mis servicios de asesoría en la evaluación económico – financiera de sus iniciativas.
Surge entonces la pregunta ¿tiene algún sentido calcular el VPN o la TIR del proyecto en un contexto de alta inflación como variables para la toma de decisiones de inversión, tomando en cuenta además que no hay indicios de un ajuste económico en el corto y mediano plazo?
La inversión, así como toda la gestión de un proyecto, está signada por la incertidumbre, en este caso sobre si efectivamente obtendremos rentabilidad por nuestro dinero, cuál será la magnitud de esta, en que momento recuperaremos nuestros fondos y que pasará si cambian las variables del entorno económico, todo esto basado en el supuesto, bastante restrictivo, de que la gestión correrá sobre ruedas.
La evaluación económico – financiera de un proyecto es un ejercicio necesario para que como inversionistas, individuales u organizacionales, podamos tomar mejores decisiones sobre el uso de nuestros fondos, tratando de garantizar el máximo de rentabilidad posible. Sin embargo, es solo eso, un ejercicio donde basados en supuestos desarrollamos distintos escenarios, asociados a ciertas probabilidades, proyectamos estados financieros y calculamos el valor de las variables de decisión.
Es una especie de acto de futurología que nos sirve para aplacar la incertidumbre, los seres humanos no podemos lidiar con altos niveles de esta, y en economías “estables”, si es que estas existen, podremos obtener indicadores cercanos a la realidad. Recordemos además que contar con un plan nos hace sentir más tranquilos, aunque no exista una garantía real sobre el buen resultado.
Venezuela está muy lejos de la estabilidad y el cálculo de las variables financieras se hace bastante complejo, surgiendo preguntas como por ejemplo ¿Cuál sería la tasa mínima de rendimiento requerida por un inversionista expuesto a un alto nivel de riesgo y que además enfrenta una inflación de tres o cuatro dígitos? ¿Qué clase de proyecto es capaz de generar unos ingresos tan elevados que permitan obtener ganancias en vez de pérdidas en semejante contexto? ¿Estarán los posibles clientes del producto o servicio en la capacidad y disposición de enfrentar incrementos constantes en el precio de venta ante el aumento sostenido de los costos? Entre otras.
En este sentido mis recomendaciones a quienes se me han acercado pidiendo mi consejo han sido las siguientes:
1.- Si el proyecto necesita de una gran inversión en activos de capital especializados, recomiendo hacer los cálculos. Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, tener información sobre las variables financieras le permitirá al inversionista decidir si invertir o no en un proyecto que por sus características tendría un alto costo hundido y unas elevadas barreras de salida en caso de fracaso.
Por esta razón, contar con la mayor cantidad de información posible sería lo ideal para la toma de decisiones, que por las condiciones del contexto debería ser el rechazo del proyecto, a menos que este sea capaz de generar rentabilidad por encima de la tasa de inflación. En caso de que el inversionista decida, a pesar de los indicadores, realizar el proyecto, al menos conocerá los riesgos y las altas probabilidades de fracaso, como ya hemos visto en otras oportunidades no somos máquinas racionales y podríamos tomar este tipo de decisiones con un alto costo de oportunidad.
2.- Si el proyecto no requiere una alta inversión en bienes de capital especializados, como podría ser por ejemplo el caso de un servicio o alguna aplicación tecnológica, mi recomendación ha sido no utilizar recursos para hacer estos cálculos o contratando a alguien para que los haga e invertirlos en el desarrollo de una solución que agregue el mayor valor posible al cliente y consumidor. En este tipo de iniciativas las barreras de salida son más bajas y si no tenemos éxito podremos cambiar de actividad más fácilmente.
Por supuesto es recomendable, bajo condiciones de estabilidad, hacer los cálculos de las variables financieras y tomar decisiones informadas, pero, también debemos recordar que nuestros recursos son escasos y debemos usarlos de la mejor manera posible. Si la información que nos darán el VPN y la TIR no será relevante para que tomemos una decisión ¿para qué calcularlos? Como bien dice Susanne Madsen en uno de sus libros “hacer bien algo que no es necesario, o aporta algún valor, es un pobre uso del tiempo, y de los recursos”.

 

Algunos tips de gerencia de proyectos para afrontar la crisis


Muchos de ustedes saben que mi país, Venezuela, atraviesa por una profunda crisis, catalogada como la más grave de toda su historia y cuyo mayor costo, en mi opinión, no se evidencia en lo económico o lo político, sino en el ámbito social e individual. Son muchos los venezolanos víctimas de la desesperanza que no alcanzan, y tal vez con razón, a ver una pronta salida ante todos los problemas que estamos enfrentando.

A raíz de la charla “Oportunidades: cómo buscarlas, identificarlas y desarrollarlas creativamente” dictada por Marcel Antonorsi, durante el 9no Congreso de Gerencia de Proyectos del PMI Capítulo Venezuela, comencé a reflexionar sobre cómo el uso de las herramientas de la gestión profesional de proyectos puede ayudarnos a salir de la parálisis que genera cualquier crisis, observándola de una manera más objetiva y ayudándonos de algún modo a recuperar la esperanza, sobre todo en nosotros mismos.

En este sentido, comparto con ustedes algunas herramientas que utilizo en mi vida para mantenerme enfocado y en movimiento, con esto no quiero decir que soy inmune a los efectos de la crisis, pero, trato de aplicar el lema "una cosa es lo que nos pasa y otra lo que hacemos con eso", espero que estos consejos les sean de utilidad: 

1.- Determinar el fin de nuestro proyecto personal: todos los seres humanos tenemos un propósito, una visión de lo que queremos ser o lograr durante el proyecto que representa nuestra vida. Clarificar este fin no es algo sencillo, implica un proceso de reflexión y de cuestionamiento personal, hasta que finalmente lo descubrimos.

Una estrategia para identificar nuestro propósito es fijarnos en aquellas cosas que disfrutamos realmente hacer, en las que podríamos estar ocupados durante horas sin sentir que el tiempo pasa. Tener claro cuál es nuestro propósito nos permite mantenernos enfocados y motivados en alcanzar ese norte que nos hemos propuesto.

2.- Tener en cuenta nuestras capacidades: es importante que tengamos conciencia de los recursos, no solo los financieros, con los que contamos, ya que esto nos permite crear oportunidades o aprovechar aquellas que se nos presentan aún en los momentos de crisis.

Conocer de qué somos capaces también requiere del autoconocimiento y de la reflexión objetiva sobre nosotros mismos, para no sobre o sub estimarnos. Una estrategia para saber en qué somos buenos es hacer un inventario de nuestros logros, para identificar aquellos detalles que nos ayudaron a conseguirlos.

Este listado de hitos alcanzados nos sirve también para levantarnos el ánimo cuando sintamos que la crisis nos atropella.

3.- Saber qué controlamos y qué no: al igual que en todo proyecto, en nuestra vida existen eventos que podemos controlar, garantizando un resultado determinado, y otros en los que intervienen diversos factores. Es evidente la imposibilidad que tenemos como individuos de solucionar los problemas de una sociedad, pero, seguramente habrá un espacio de acción en el que podamos intervenir para que las cosas mejoren, nuestra familia, empleo, grupo de amigos, comunidad, etc.

Refugiarnos en ese micro – cosmos, que no significa olvidar la adversidad del entorno, nos permite ver el resultado de nuestras acciones, concientizar que a pesar de la crisis aún tenemos la posibilidad de actuar para generar bienestar en nuestras áreas de influencia y descubrir capacidades que no sabíamos que teníamos.

4.- Ponernos metas alcanzables: si sabemos hacia dónde vamos, cuáles son nuestras capacidades, nuestra área de acción y conocemos el entorno, podemos plantearnos objetivos alcanzables. En tiempos de crisis, en los que estar esperanzados no es lo común, colocar la vara muy alta y no alcanzarla, solo puede generarnos frustración y descontento. 

Obtener pequeños logros que contribuyan a nuestra visión personal es reconfortante, ya que podemos demostrarnos a nosotros mismos que a pesar de la adversidad, existen metas que podemos ir alcanzando y que el hacerlo está en nuestras manos y no depende solamente de la situación que enfrentamos.

5.- Establecer un plan de “trabajo”: creo que uno de los secretos para mantenerse a flote durante las crisis es estar ocupado. Si hemos establecido metas, lo más coherente es que elaboremos un plan de trabajo para alcanzarlas.

En lo particular, cada noche elaboro una lista de “to do” o actividades para el día siguiente (relacionadas con el trabajo y recreativas). De esta manera me mantengo enfocado en las cosas que quiero lograr y trato de alejarme del ambiente negativo propio de la crisis.

Adicionalmente utilizo un tablero KANBAN, que me permite ir visualizando los hitos que voy alcanzando, mostrándome además que a diario voy avanzando.  

Mantener la esperanza en tiempo de crisis,  y sobre todo tan severa como la que afrontamos en Venezuela, no es una tarea sencilla, sin embargo no podemos dejar que nuestro proyecto más importante fracase, debemos en la medida de nuestras posibilidades mantenernos en movimiento, haciendo lo que esté en nuestras manos para lograr nuestro fin. Como dirían mis amigos argentinos, a veces nos toca remar en un mar de dulce de leche, lo importante es que nos mantengamos remando.

Un consejo adicional, tratemos de enfocar todo lo que hacemos al servicio de los demás, de nuestra familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, sociedad, eso nos hará sentirnos útiles y es realmente reconfortante en estos tiempos.

Lecturas relacionadas 

La gestión "profesional" de nuestros proyectos de vida

Cómo nos fue con la gestión "profesional" de nuestros proyectos de vida